jueves, 3 de enero de 2013

Comiendo chocolate de manera saludable

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El chocolate, además de proporcionarnos un dulce placer, ¿nos puede ayudar a adelgazar?

Empezaremos diciendo que está demostrado que el cacao induce a la producción de endorfinas, las cuales producen bienestar y felicidad. Y para suerte de muchos, en últimas investigaciones, se ha podido comprobar que ayuda a adelgazar gracias al efecto que produce sobre la lipólisis (quema de grasa).

De esta forma tenemos dos buenas razones para incluirlo en nuestra dieta, por supuesto, con moderación y teniendo en cuenta que para lograr los efectos benéficos, el chocolate que comamos debe estar libre de grasas saturadas y tener al menos un 70% de cocoa en su composición.

Tampoco debemos olvidar que el ejercicio físico es muy importante y será de gran ayuda tanto si queremos mantener nuestro peso, como si necesitamos reducir algunos kilos.

El chocolate, además, tiene otras excelentes propiedades:

- Al ser rico en oligoelementos como el calcio y el potasio, sirve como un excelente antioxidante.
- Ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares gracias a sus propiedades para mejorar la elasticidad de las venas, y a su vez mejorar la micro circulación sanguínea que ayudará a combatir la celulitis.

Así que para mejorar la salud y darse un delicioso gustito, coma de una a dos onzas al día de chocolate oscuro. También se puede comer trocitos de cocoa: granos de cocoa enteros, sin procesar y asados. Son crujientes, deliciosos y sobre todo ayudan a quemar grasa.

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Comer Fuera con Inteligencia

Cenar fuera siempre conduce a comer demasiado, pero demasiado de alimentos inadecuados. No obstante, como se ha desarrollado la conciencia y la necesidad de comidas saludables es suficientemente conocida ahora, las opciones de menús han cambiado y ahora existen elecciones nutricionales e inteligentes disponibles. Incluso restaurantes de comida rápida como Bembos y Mac Donalds, ofrecen opciones más saludables en el menú.

Las siguientes son algunas sugerencias para cuando tengamos que comer fuera:

Demos buscar restaurantes de ‘comida lenta’, donde la atmósfera y el ambiente resulten relajantes para los sentidos. El medio en que nos alimentamos tiene influencia sobre la cantidad que comemos.

Disfrutar la comida étnica como la thai, japonesa o mediterránea. De esta forma Cosecharemos los diferentes beneficios nutricionales de ingredientes tradicionales como el limoncillo de los platos thai, las verduras marinas de la comida japonesa y las grandes verduras de los platos mediterráneos.

Seamos curiosos. No debemos tener miedo de preguntar por los ingredientes que lleva un plato y hacer cambios. Por ejemplo, en lugar de arroz blanco podemos pedir arroz integral, en lugar de papas fritas, pedir papa al horno, etc.

Seleccionar y mezclar artículos en el menú. Si un plato en el menú viene con salsa de verdura, mientras que el plato que pedimos viene con salsa de carne, podemos pedirle un cambio al mesero. Debemos ‘seleccionar y mezclar’ hasta obtener las comidas saludables que más nos gusten.

Pedir una fuente de ‘crudités’, frutas frescas y aceitunas como entradas en lugar de la canasta de pan. El pan y el alcohol antes de comer incrementan el hambre y el alcohol reduce las inhibiciones, inclinándonos peligrosamente a pedir una torta de chocolate como postre.

Pedir doble porción de verduras. Aumentar las raciones de verduras en los platos que ordenemos, en lugar de agrandar papas fritas o porciones de carne.

Pedir una bebida Light. Podemos pedir agua con limón o naranja, o un té de hierbas en lugar de alcohol.

Consultar con nuestro cerebro-estómago antes de pedir un postre. Debemos medir nuestro nivel de satisfacción y si nos encontramos ligeramente satisfechos, debemos tomarnos la libertad de no comer postre. Siempre habrá otra noche para la perfecta indulgencia.





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Comiendo bien para bajar el colesterol

Existen dos tipos de colesterol: el HDL (el BUENO) y el LDL (el MALO). El HDL ayuda a conducir el colesterol fuera de los conductos sanguíneos mientras que el LDL permite que se deposite dentro de las paredes de las arterias. Este es conocido como uno de los “asesinos silenciosos”, ya que va minando los conductos sanguíneos de forma lenta e implacable, y sin provocar síntomas.

Una buena noticia es que podemos cambiar el colesterol malo por el bueno, siguiendo los siguientes consejos.

Preparar un buen sándwich con pan de harina de trigo o una pita con pavo magro y muchos vegetales frescos. Debemos desechar los hot dogs, el salchichón de Bolonia y el salame. Todos éstos son alimentos altamente procesados y llenos de grasa y colesterol.


El pescado, como el salmón, es bueno. Buscquemos variedades de salmón rojo, que son muy ricos en ácidos Omega-3 (grasa buena). Además, la semilla de lino es otra fuente excelente de Omega-3.


Evitar los ácidos grasos trans. No sólo elevan el colesterol LDL, sino que pueden bajar los niveles de HDL. Debemos alejarnos de alimentos como la margarina, mantecas, y procesados que contengan aceite de soja hidrogenado.


¡Sí a las nueces! Aparte de las nueces podemos probar con almendras, avellanas y pecanas. Las nueces son elevadas en grasas, pero del buen tipo. Además, usa mantequilla de maní natural en lugar de la clase común que contiene nocivas grasas trans.


Limitar los postres y tratar de comer sólo aquellos saludables como el bizcochuelo blanco, galletas de harina de trigo, jalea, y yogurt helado dietético.


Ingerir alimentos altos en fibra. Pan de harina de trigo, harina de avena (quaker), frutas, vegetales, fijoles y algunos cereales. Sería de ayuda buscar los cereales que en su caja digan “ayuda a bajar el colesterol”.


Utilizar el asador. Si se va a consumir carnes o hamburguesas, debemos cocinarlas en casa y utilizar carne magra. Esta práctica evita la grasa y la carne sabe genial.
Preparar nuestros propios aderezos para las ensaladas. La mayoría de los envasados están llenos de ácidos grasos trans y colesterol. El aceite de oliva es bueno, y se le puede agregarle vinagre o jugo de limón.


Podemos excedernos con las frutas y vegetales. Éstos no contienen colesterol y aportan muchos nutrientes y antioxidantes. Aquí van algunos: arvejas verdes, brócoli, coliflor, manzanas, naranjas, mangos, papaya, piñas, tomate, ajo, cebolla, espinaca, bananas, kiwi, etcétera.


Evitar las comidas rápidas como papas fritas y cualquier otra cosa de freído profundo. Estos alimentos elevarán el colesterol hasta las nubes. Una recomendación: mantenerse alejado de las reuniones en locales de comidas rápidas.

Último consejo: Podemos emplear especias como pimienta y orégano para agregar sabor a las comidas.


En realidad, no hay que hacer nada del otro mundo para bajar el colesterol. No debemos olvidar de añadir la actividad física. Caminatas, footing, natación, fútbol, o cualquier otro deporte. En poco tiempo, el colesterol habrá dejado de ser un problema.

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Arcoiris de Fitonutrientes

En los últimos años, los científicos han demostrado que muchos de los pigmentos que dan su color a las frutas y vegetales contienen muchos de los compuestos que parecen combatir enfermedades degenerativas del cuerpo humano y que a su vez, brindan efectos benéficos para la salud y el bienestar del hombre.

Adicionalmente, estas investigaciones han identificado que dichos compuestos no son ni vitaminas, ni minerales y los han denominado fitonutrientes. Estos son sustancias químicas presentes en las plantas, responsables de darles color, sabor, protegerlas de los rayos ultravioletas, ayudarlas a combatir las infecciones bacterianas, virales y micóticas, y permitirles superar las inclemencias y presiones de su entorno.

Entre los fitonutrientes encontramos los siguientes compuestos o sustancias químicas: flavonoides, carotenoides, luteína, terpenos, antocianinas, sulfurorafanos, entre muchos otros. A diferencia de las vitaminas y minerales, los fitonutrientes carecen de valor nutricional. Sin embargo, actúan como antioxidantes, protegiendo al ADN celular y evitando mutaciones que podrían causar cáncer; desintoxican al cuerpo de los agentes de la contaminación ambiental; desactivan sustancias cancerogénicas; fortalecen el sistema inmune; y protegen al cuerpo del desarrollo de enfermedades crónicas degenerativas como: cataratas, artritis, tensión alta, diabetes, envejecimiento, arterosclerosis y enfermedades cardíacas, entre otras.

Pocas son las personas que ignoran hoy en día que las frutas y los vegetales son buenos para la salud, pues ellos contienen muchas vitaminas y algunos minerales y contribuyen a aumentar el aporte de fibra. Estas razones son suficientes para estimularnos a consumir estos alimentos regularmente. Sin embargo, estos aportes nutritivos parecen ser sólo la punta del iceberg, ya que, en cada mordisco a una manzana, en cada bocado de mango y en cada porción de brócoli, se ocultan otras substancias alimenticias vegetales, o "fitonutrientes", que nos aportan aún más salud y bienestar.

Comprender el papel que los fitonutrientes desempeñan en las plantas nos permitirá saber de qué forma pueden ser útiles para las personas. Así por ejemplo, los pigmentos naturales verde y rojo intenso del repollo, la lechuga, los tomates y las fresas, han evolucionado para favorecer la absorción de los rayos ultravioletas del sol, evitando los resultados dañinos. Los compuestos aromáticos del ajo y la cebolla protegen de las infecciones bacterianas y virales.

Usted debe consumir diariamente una fruta y un vegetal de cada uno de los ochos grupos de colores. De esta manera, obtendrá toda la gama de fitonutrientes que necesita para conservar un óptimo estado de salud.


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No hacer ejercicio reduce en 10 años la expectativa de vida



La falta de actividad física puede reducir hasta 10 años a la expectativa de vida. Ya quienes se ejercitan reducen en hasta en un 50% la probabilidad de desarrollar enfermedades crónicas como cáncer, diabetes y problemas cardiovasculares. Por lo tanto, la actividad física es considerada por los expertos la forma más eficaz para combatir la epidemia de la obesidad.
Según los expertos, haciendo una hora de ejercicio moderado por día se activan cerca de 800 genes que contribuyen al mantenimiento de una buena salud, así como para reducir hasta 50% el desarrollo de enfermedades fatales como cáncer, diabetes y accidente cerebrovascular.
Uno de los factores determinantes en el aumento de peso de la población en los últimos años es el incremento en el consumo de grasas, carbohidratos y azúcares, ya que las grasas tienen un mayor impacto en el desequilibrio energético.
Cinco intervenciones en el estilo de vida pueden reducir el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 en hasta un 90%:



  • no fumar.

  • tener un consumo moderado de alcohol.

  • comer cinco porciones de frutas y verduras al día.

  • realizar por lo menos 150 minutos de ejercicio a la semana, equivalente a media hora al día.

  • tener un peso adecuado.




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    miércoles, 2 de enero de 2013

    ¿Cuántas calorías necesito por día para mantenerme en peso?

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    Para sobrevivir, nuestro cuerpo necesita un mínimo de calorías diarias. Pero también es posible calcular cuántas son necesarias para mantener el peso ideal. Esto dependerá del cuerpo que tengamos, del tipo de vida que llevemos y de otras variables.

    El mínimo de calorías puede calcularse multiplicando por 20 si es mujer o por 22 si es hombre el peso en kilogramos del cuerpo que tenemos o queremos tener. Este es el mínimo necesario para la supervivencia sin considerar otra actividad.

    Las calorías necesarias para llevar una vida como la que se acostumbra hoy en día se calcula a partir de la cantidad básica. Primero hay que determinar qué tipo de vida llevamos. Es decir, si nuestro día se basa en estar sentado frente a un escritorio durante horas, deberá multiplicar este número por el coeficiente 1,2. En caso de que usted haga alguna actividad física pero ésta representa menos que una caminata de cuatro kilómetros deberá multiplicarla por el coeficiente 1,3. Si usted está acostumbrado a hacer alguna actividad física, debe multiplicarla por el coeficiente 1,4. Si su vida se basa en actividades físicas debe multiplicar la cantidad mínima por el coeficiente 1,5.

    Ahora, no todas las calorías que ingerimos pueden ser absorbidas por el sistema. Es decir que existe una pequeña pérdida de calorías que puede ser compensada ingiriendo un diez por ciento más de lo calculado para nuestro tipo de vida. Y éste será el número de calorías que su cuerpo necesita para mantener el peso que tiene o desea tener.

    Si usted quiere perder peso, lo primero que debe considerar es que en medio kilo de lípidos hay 3.500 calorías. Es decir, si usted quiere perder medio kilo de peso por semana debe reducir en 3.500 el insumo de calorías, unas 500 calorías diarias.

    No consuma menos del mínimo necesario para la supervivencia. Esto sólo hará que por falta de calorías su cuerpo baje el nivel de su metabolismo al mínimo indispensable, y como consecuencia quemará menos calorías por día. Es decir, consumir menos que el mínimo necesario no hará que adelgace más rápido y además perjudicará sus actividades diarias.

    Consulte con un profesional a la hora de determinar el peso que usted quiere tener, de forma que sea un objetivo razonable, alcanzable y saludable.

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    ¿Es la sal buena o mala para nuestro cuerpo?

    Aproximadamente el 40% de la sal de mesa está compuesta por sodio, mientras que el otro 60, es cloruro. Lo cierto es que nuestro organismo necesita del sodio, para ayudar a regular la presión arterial y el volumen de sangre. Además, el sodio también ayuda a conservar nuestros músculos y nervios en estado óptimo. Pero, como en todas las cosas, la moderación es la clave, ya que en exceso, puede conducir a problemas de presión arterial y enfermedades cardíacas.

    Los médicos coinciden en señalar que una persona sana no debería consumir más de una cucharita de té y un cuarto de sal por día.

    Si bien es bueno utilizar especias en vez de sal para dar gusto las comidas, se debe comprobar, mediante las etiquetas de sus envases, que estos condimentos no contengan un cierto grado de sodio, ya que muchos, de hecho, lo poseen en pequeñas, pero significativas, cantidades. Lea a fondo las etiquetas de los envases, y busque palabras como “soda” y “sodio”, o el símbolo “Na”. Éstos son todos indicadores de la presencia de sal.

    Al cenar en restaurantes, sea muy claro sobre su deseo de ser usted quien le agregue la sal a su comida. Formule preguntas sobre cómo está preparado el alimento. Recuerde que se trata de su salud, y usted necesita protegerla.

    Reducir la sal en su dieta general, es una muy buena idea. De hecho, cualquier persona suple sus necesidades de sodio a través de cualquier comida, sin necesidad que ésta se encuentre salada. Para reducir la cantidad de sodio, siga estas simples reglas:

    1 - Utilice hierbas y especias para condimentar sus comidas.
    2 - No agregue sal a sus alimentos. Aprenda a gozar del gusto natural de las comidas.
    3 - Elija las verduras frescas que no estén envasadas, disecadas, o en conserva, tanto como le sea posible.
    4 - Si usa verduras congeladas, límpielas muy bien antes de cocinarlas.
    5 - Busque los maníes, lentejas, guisantes, habas y semillas, sin sal.
    6 - Elija siempre los quesos y leche descremados, bajos en sodio, y en grasa.
    7 - No cocine los alimentos enlatados con el líquido que vino en las latas.

    Las comidas pueden ser también deliciosas sin enormes cantidades de sal. Solo debe cerciorarse de no tentarse a “vaciar el salero”, para ir, lenta y progresivamente, acostumbrándose al gusto natural de lo alimentos.

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